Obispo lanza SOS por sus curas en Huautla
Huautla de Jiménez, Oaxaca.- No tiene ni tres meses enteros al frente de la Prelatura Territorial de Huautla pero el obispo Guadalupe Antonio Ruíz Urquín siente una inmensa preocupación por el bienestar de los sacerdotes a su cuidado en la difícil zona de misión enclavada en la sierra norte de Oaxaca.
Ni bien recibió la encomienda del gobierno pastoral de la región, Ruíz Urquín fue informado de un gasto que debe hacer la diócesis para cubrir el seguro de gastos y el ahorro de jubilación para los sacerdotes: Son 483 mil pesos para el pago del seguro OCEAS (Obra de Clérigos en Ayuda Solidaria), la obra interna de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con la que se atienden las necesidades de los clérigos en materia de salud, descanso, vejez o invalidez.
La cobertura del gasto para los beneficiarios debió hacerse en octubre; pero los administrativos del Programa de Salud Sacerdotal de OCEAS facilitaron al nuevo obispo condiciones para cubrir la cuota: adelantar el 60% del total antes de que concluya el 2020 y terminar el pago en abril del 2021.
La urgencia del obispo es saldar la deuda antes que concluya el mes con 294 mil pesos para que los 23 ministros que desempeñan su servicio en la prelatura cuenten con seguro médico y servicios de asistencia para su jubilación; el problema, por desgracia tiene un nombre conocido: la pandemia de COVID-19.
Desde el inicio de la contingencia sanitaria, la Iglesia católica asumió con responsabilidad el sacrificio de no contar con las tradicionales aglomeraciones parroquiales ni las multitudinarias concentraciones devocionales. A costa de los ingresos por limosnas, estipendios, ofrendas y donaciones, muchos de los obispos y sacerdotes decidieron cuidar la salud de sus feligreses. Sin embargo, los gastos no se pusieron en cuarentena.
“Tenemos que pagar el seguro de vejez y de gastos médicos mayores que nos apoya en operaciones delicadas. Estamos buscando la manera de que, en esta primera etapa [antes de que termine diciembre] nos piden que demos 60%; y, para abril, pagar lo que falta. Es una urgencia y una prioridad, aquí en la sierra se nos complican muchas cosas”, relata Ruiz.
La Prelatura de Huautla fue creada por el papa san Paulo VI en 1973 y está integrada principalmente por los pueblos originarios mixtecas, náhuatls y mazatecos; el 24 de septiembre, cuando Ruiz Urquín asumió el gobierno pastoral, sus sacerdotes le informaron que la misión de la prelatura se realiza “en medio de la pobreza de las comunidades, la falta de servicios básicos, la migración, la manipulación, la división y la violencia”.
Pero la pandemia ha provocado más adversidades. Un pequeño recurso económico con el que contaba la diócesis eran los estipendios provenientes de otras diócesis, principalmente de las que cuentan con Santuarios de numerosas peregrinaciones: “Nos ofrecen ayuda con intenciones de misa, principalmente los santuarios de San Juan de los Lagos y Juquila. Es decir, ellos nos dan intenciones de misa, nos dan mil celebraciones que distribuimos entre el clero y nos dan ese estipendio. Nos lo daban. La pandemia nos lo quitó. Como no hubo peregrinaciones a estos santuarios entonces no hay intenciones de Misa y no nos las pudieron dar. Fueron claros, nos dijeron que no podían apoyarnos en estos momentos. La pandemia de COVID nos colapsó todo. Ese es el panorama”.
El obispo asegura que la inquietud sobre el pago del seguro sacerdotal lo ha compartido con el presbiterio y les ha encargado encuentren medidas creativas para poder generar los recursos necesarios: “Apenas voy a cumplir tres meses aquí, veo que la economía local se mueve por el turismo, pero la pandemia ha disminuido el flujo de visitantes y también la venta de artículos típicos. [Por ello], les he invitado a que desarrollen proyectos de sustentabilidad. Yo mismo he pensado en hacer un gallinero en el Seminario para sacar lo básico en la diócesis y contar con un pequeño ahorro para el resto del año. En fin, que no nos detenga nada cuando lleguen los momentos para pagar”.
El 12 y 13 de noviembre pasados, el obispo informó a su clero de que la ayuda esperada no llegó y planteó la necesidad de crear un consejo económico en la prelatura “para buscar caminos”. La preocupación central del obispo es contar con servicios de salud y asistencia para el clero que, si bien en promedio ronda los 45-50 años, el seguro también registra las cuotas anuales consecutivas para su pensión tras alcanzar los 75 años: “Es un pago consecutivo que genera antigüedad y no lo queremos perder”.
Perder la antigüedad no sólo implicaría la cobertura de los años faltantes de cuotas, sino que pone en impedimento de ser asistidos a sacerdotes que durante años decidieron o no pudieron cubrir sus contribuciones. Ruiz Urquín relata: “Hay un padre que se enfermó gravemente, le dio un infarto. Llevaba fuera del Programa de Salud Sacerdotal trece años y para reactivarlo debíamos cubrir los pagos de esos trece años. Así que pedí apoyo, a mis amigos, a un médico de Tuxtla Gutiérrez y otros generosos amigos. Gracias a Dios, el sacerdote se recuperó, aunque necesitó mucha ayuda debido a la hipertensión, la diabetes y hasta una parálisis que le dio; y, para colmo, se contagió de COVID. Como dije, él tiene 13 años fuera de seguro por eso tuve que buscar ayudas por otro lado… Por eso es importante que este año hagamos el pago”.